Alegoría surge de la necesidad de explorar aquello que nos vincula con el entorno y promueve el bienestar de cada persona. Partiendo de lo esencial, la vinculación más inmediata se fomenta sobre el amar, una capacidad creativa interpersonal, y el habitar, la acción que nos sitúa en el lugar que sirve como contexto. Se trata de indagar sobre cómo influye un concepto sobre el otro, partiendo de la observación, el cuestionamiento y la intervención del mundo exterior y cotidiano. El objetivo principal es entender que el presente se estructura sobre la base de los significados y los valores que se reflejan en él gracias a un individuo o colectivo, por lo que no solo existimos en una realidad espacial y material sino que habitamos realidades culturales, mentales y temporales, distintas y cambiantes. Se ha trabajado desde la metáfora, traduciendo palabras a notas musicales, diseñando un dispositivo nómada que se sitúa en tres localizaciones diferentes y nos permite preguntarnos acerca de las normas y restricciones que se establecen en el espacio público de la sociedad actual. Consiste en experimentar con narrativas, en alejarse de lo racional y trabajar desde la poética personal para encontrar un lugar desde donde poder comunicar y establecer un diálogo sin intención de imponer, solo mostrando un proceso introspectivo que ofrezca los medios necesarios para que el usuario interactúe y genere su propio relato en función de lo que ve y siente. De este modo, la intención no será extraer conclusiones científicas, sino que el propósito es, en realidad, el de humanizar, proponiendo una actividad que nos ofrezca la oportunidad de volver a algo tan ancestral como el trabajo con la arcilla.